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El pasado 12 de noviembre, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) participó en el Pabellón Virtual de la OCDE en la #COP29, un espacio internacional que reúne a expertos y formuladores de políticas para discutir sobre acciones efectivas contra el cambio climático. En este marco, la CEPAL formó parte de uno de los más de 30 talleres realizados, bajo el lema “Bioeconomía para el desarrollo sostenible: los Principios de Alto Nivel sobre Bioeconomía del G20 en la práctica y en la región amazónica”, donde se discutió el papel estratégico de la bioeconomía para promover el desarrollo sostenible en la región.
Adrián Rodríguez, jefe de Unidad de Desarrollo Agrícola de la CEPAL, destacó la relevancia de los Principios de alto nivel sobre bioeconomía del G-20, desarrollados durante la presidencia de Brasil, pues fortalecen el poder de la bioeconomía para integrar marcos de políticas existentes. Por ejemplo, para integrar políticas que permitan avanzar en la implementación de la Agenda 2030, y para promover sinergias en la ejecución de los compromisos asumidos en el marco de las convenciones de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Diversidad Biológica, y Control de la Desertificación, La integración de estos enfoques no solo contribuye al desarrollo sostenible, sino que también tienen implicaciones directas en las agendas de investigación científica, por ejemplo, sobre soluciones basadas en la naturaleza.
Otro punto central de la discusión fue la articulación del financiamiento para el desarrollo verde, señalando la necesidad de contar con mecanismos financieros que faciliten la implementación de proyectos bioeconómicos. La CEPAL también subrayó que, en los países en vías de desarrollo, donde las capacidades de adaptación suelen ser limitadas, la bioeconomía ofrece un marco sólido para cumplir con los principales acuerdos medioambientales de las Naciones Unidas.
Asimismo, se abordó la promoción de sinergias entre el desarrollo ambiental, económico y productivo, destacando la importancia de conocer las especificidades territoriales de la base de recursos biológicos y las capacidades existentes para el desarrollo de la bioeconomía. “Es una tendencia creciente, especialmente con la implementación de políticas de bioeconomía a nivel subnacional”, afirmó Rodríguez. También mencionó la incorporación de la bioeconomía en las nuevas estrategias de industrialización de Brasil y Colombia, como ejemplo de la articulación de la bioeconomía en las políticas y estrategias de desarrollo productivo.
Por último, se discutieron los desafíos y oportunidades para fortalecer marcos regulatorios y procesos de investigación y desarrollo, especialmente en América Latina y el Caribe, donde aún se carece de bases de datos sólidas para apoyar decisiones informadas. Más en concreto entre las oportunidades, Rodríguez destacó la necesidad de generar sinergias con las políticas de desarrollo productivo y la bioeconomía, así como la oportunidad de trabajar desde una óptica regional mediante la creación y consolidación de clústeres que impulsen la cooperación y el crecimiento sostenible.
En un contexto donde la bioeconomía está ganando protagonismo a nivel mundial, la CEPAL reafirmó su compromiso de colaborar con gobiernos y organizaciones internacionales para avanzar hacia una bioeconomía inclusiva y sostenible, que contribuya a la diversificación productiva y a la generación de alto valor agregado en América Latina y el Caribe.